domingo, 30 de enero de 2011

"YO SOY ALFREDO DE ANGELIS" Una charla amena en la ciudad de Gualeguaychú.

La noche era espectacular, la gente caminaba por las pintorescas calles de la ciudad de Gualeguaychú tratando de hacer eternas las últimas horas de un viernes caluroso pero radiante. La provincia de Entre Ríos tiene muchas bellezas turísticas, sin embargo en esta oportunidad, elegimos conocer la reina del carnaval en la Argentina con su corsódromo, su costanera y fundamentalmente con sus hermosas plazas a orillas de los ríos Gualeguay y Uruguay.
De pronto, sentado en un banco de una de las heladerías más famosas, asomó un rostro conocido; Alfredo De Angelis nos miraba calmo ante nuestra asombrada expresión: “pero mirá a quien nos venimos a encontrar”.
Don Alfredo, como suelen llamarlo habitualmente en su pueblo, respondió amablemente a nuestro saludo invitándonos a mantener una charla tan sencilla como él mismo.
Alfredo Luis de Angelis es un dirigente rural de la Federación Agraria Argentina de Entre Ríos y líder de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú. Saltó a la fama durante el paro agropecuario de 2008, el cierre general más extenso de la historia argentina, durante el cual lideró uno de los sectores más duros, cortando a la altura de Gualeguaychú la estratégica Ruta Nacional Nº 14, conocida como Ruta del MERCOSUR.
No fue un encuentro programado ni mucho menos, lo vimos, nos saludó y comenzamos a hablar como si fuéramos vecinos de años: “yo vengo siempre por acá a caminar con mis hijos, en este pueblo nos conocemos todos y me gusta mucho salir a dar una vuelta de vez en cuando” nos dijo Alfredo.
La charla se orientó, por supuesto, hacia el tema del campo, el precio del pan y la mesa de enlace, siempre dentro de un diálogo cordial, campechano, espontáneo e improvisado.
Mientras su pequeña hija nos tomaba una foto para el recuerdo, Don Alfredo nos daba las instrucciones para aprovechar nuestro viaje y conocer un poco más de su bella provincia. “Agarrá por Victoria donde podés ver la Abadía y de ahí a Rosario y después a Buenos Aires, es un viaje muy lindo” nos aconsejó.
Por si todavía existe alguien que no lo conozca, Alfredo de Angelis tiene un hermano mellizo idéntico, Atilio, con el que suele ser confundido, y con quien trabaja en sociedad, siendo éste quien se dedica de lleno a las tareas del campo, mientras Alfredo alterna sus funciones como dirigente y productor.
El fugaz encuentro llegaba a su fin; Alfredo de Angelis quería prestarle su atención a su hija y nosotros debíamos continuar con nuestras vacaciones. Antes de despedirnos nos invitó a viajar a Colón y con un fuerte apretón de manos nos deseó un buen viaje y que le escribiéramos de vez en cuando.
Mientras la figura de uno de los vecinos más conocidos de Gualeguaychú se alejaba, la noche nos invitaba a disfrutar de una buena comida y de un paseo por la costanera entrerriana, pensando e imaginando el itinerario hacia Rosario de la mano de un personaje que se mostró como lo conocí a través de los medios de comunicación.

Por Lic. Cadeiras Patricia

martes, 25 de enero de 2011

PACIENCIA. Un objetivo para el 2011

Este es el último mes del año y es inevitable un balance donde se revisan los logros y fracasos, a partir de las expectativas gestadas durante todo un año de sueños, trabajos y proyectos. Tanto si el saldo ha sido positivo, como si ha resultado negativo, importa recomponerse y empezar el nuevo ciclo cargado de bríos y energías.

Nadie duda que fue un año duro sin embargo, el próximo año nos debe encontrar con ganas de comprar regalos, preparar una buena cena y aprovechar las próximas fiestas como una oportunidad para sentir agradecimiento por lo que tenemos y por lo que hemos logrado.

Tuvimos de todo como en Botica: un mundial donde Argentina no solo se jugó un puesto como el mejor equipo de fútbol sino, la continuidad de Diego Maradona como técnico en la selección argentina; fuimos testigos del terremoto en Chile y poco tiempo después del rescate impresionante de los 33 mineros. Participamos del Censo poblacional argentino al mismo tiempo que despedíamos al ex presidente Néstor Kirchner.

Como dije, hubo de todo pero lo que abundó entre nosotros creo, fue la paciencia, la tan admirada paciencia argentina otra vez dijo presente durante el 2010.

Amado Nervo dijo: ¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas. Si son necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo. El 2011 lo aguardaremos también con paciencia, la misma que nos permitió llegar hasta este fin de año que a pesar de todo, estuvo lleno de proyectos, fracasos y claro que si, también de muchísimos logros y satisfacciones.

Les deseo a todos los lectores, una muy feliz navidad y un inmejorable año nuevo.

Lic. Patricia Cadeiras.

¿Es reconocido el mérito en la Argentina?

La palabra mérito es definida por la Real Academia Española como el “resultado de las buenas acciones que hacen digna de aprecio a una persona”. En esta oportunidad me gustaría hacer un ejercicio de memoria junto a todos los lectores; una práctica intelectual que nos permita indagar si en Argentina el mérito es reconocido, apreciado y premiado.

René Favaloro nació en el año 1923 en una casa humilde del barrio “El Mondongo” de La Plata y a la temprana edad de cuatro años ya manifestaba su deseo de ser médico. Después de haber cursado sus estudios en el Colegio Nacional de La Plata, sus ansias de saber no cesaron hasta el punto de quedar impactado con las primeras intervenciones cardiovasculares las cuales eran la maravilla de una nueva era.

Aclaro a los lectores que elegí la persona del doctor Favaloro por ser una de las personalidades más reconocida aunque menos apreciada y premiada durante su vida profesional de hecho, recordemos su entusiasmo por la cirugía toráxica a la vez que le iba dando forma a la idea de terminar con la práctica de médico rural y viajar a los Estados Unidos para hacer una especialización.

El doctor, como aún lo siguen recordando más de uno de sus colaboradores en la Fundación, con pocos recursos y un inglés incipiente, se decidió a viajar a Cleveland y el breve tiempo que pensaba permanecer allí terminó siendo una década.

Uno de los méritos del doctor Favaloro fue, en principio, hacer algo que nadie antes había pensado y con la determinante idea de regresar a su país para mejorar la calidad de vida de los argentinos, de hecho la estandarización de la técnica, llamada del bypass o cirugía de revascularización miocárdica, fue el trabajo fundamental de su carrera, lo cual hizo que su prestigio trascendiera los límites de los Estados Unidos, ya que el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria.

Mientras “El doctor” vivió y trabajó en la Argentina, lo hizo para sus pacientes siendo esta una idea muchas veces no compartida por la mayoría de los profesionales que lo acompañaban sin embargo, su entusiasmo por brindarles una calidad de vida digna lo superó.

La desaparición física del doctor Favaloro nos hizo repensar todo. Su vida, su carrera como médico rural, la grandeza de sus descubrimientos y hasta la paciencia y el amor con que trató a sus pacientes. Entonces me pregunto y les pregunto, estimados lectores: ¿porque el reconocimiento al mérito le tuvo que llegar a “nuestro” René Favaloro diez años después, en los Estados Unidos y cuando el director de la Clinica Cleveland, dijo que debería llamarse Clínica Favaloro?
¿Por que seguimos permitiendo, aún hoy, que el “resultado de las buenas acciones que hacen digna de aprecio a una persona” sean reconocidas fuera de las fronteras de nuestro país? Quizás algún día, no muy lejano, podamos encontrar juntos una respuesta a esta pregunta.

Lic. Patricia Cadeiras.

La adopción es un acto de amor. Un juez cordobés otorgó la guarda de dos niños a un travesti.

El juez de menores de Río Cuarto José Varela Geuna tomó la controvertida determinación en favor de María Belén Ochoa, al dejar firme la guarda provisional de una niña de 4 años y de su hermano, de 7, que estaban a su cuidado desde hacía cuatro años porque sufrían maltrato familiar. Además de criarlos, los manda a la escuela, en la localidad de Holmberg, vecina a Río Cuarto. Hasta aquí no habría ninguna novedad más que una muestra de celeridad en la justicia poco observada por estos días pero sucede que, a diferencia de otros casos, María Belén es un travesti y es quien se hizo cargo de los niños cuando sus vecinos los abandonaron.

Varela Geuna explicó que "los padres de los chicos vivían una situación muy grave", estaban separados y el hombre era alcohólico, por lo cual las criaturas "se hallaban en estado de abandono y desidia". La madre de los niños no volvió en los últimos tiempos a la localidad y el padre murió el año pasado. "Los padres eran vecinos de Belén, actuamos de esta manera debido al vínculo que hay. Se dieron situaciones muy particulares. Los papás no estaban juntos, la mamá los abandonaba y el papá tenía adicciones. Eso hizo que los niños quedaran al resguardo de Belén", expresó el juez.
Por el abandono de sus hijos, el juez dijo que la madre biológica perdió la patria potestad y que “los chicos son hoy responsabilidad absoluta de María Belén”; cabe destacar que el padre de los menores falleció hace un año razón por la cual el magistrado es partidario además de concederle la adopción “por los antecedentes reunidos en la causa”. En tanto Belén Ochoa se manifestó muy satisfecha por la decisión judicial y aguarda la oportunidad para iniciar los trámites de adopción cuestión que podría ser tratada en Congreso Nacional cuando se discutan los proyectos sobre el casamiento entre gays.

La actividad llevada a cabo por nuestros jueces de familia en materia de guarda y adopción generan permanentes críticas y malestares a muchas parejas ilusionadas en seguir el camino de la adopción para tener un hijo. Es por ello, que este fallo resulta más que alentador; las condiciones de los menores y el amplio criterio seguido por el Juez Varela Geuna develó la importancia de discernir entre el acto de amor hacia dos chicos y la condición o discusión acerca de los adultos.

Lic. Patricia Cadeiras.

¿Que nos pasa a los argentinos?

¿Que clase de bichos raros somos los argentinos? Pero si hasta hace poco, no dábamos ni dos pesos por la selección argentina que partió hacia Sudáfrica es más, la mayoría de las personas con las que traté el tema, sin mucho conocimiento técnico por mi parte del deporte que es pasión de multitudes, llegábamos a la terrible conclusión de estar frente a un equipo argentino que retornaría a la semana siguiente de la inauguración, acompañado por la derrota y frustración del flamante director técnico Diego Armando Maradona.

Lamentablemente el seleccionado argentino de fútbol llegó, aquel domingo 4 con el dolor a cuestas por la penosa eliminación ante su par de Alemania (0-4), en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010, pero con la reconfortante muestra de apoyo de miles de hinchas que expresaron su gratitud por el esfuerzo realizado por los jugadores y el cuerpo técnico. El interrogante sería ¿como somos en realidad los argentinos? Pasamos del reproche al fanatismo, de la desaprobación al apoyo incondicional, del “no va a andar” al “no se puede ir”, del más enfatizado derrotismo al más evidente exitismo.

El recientemente fallecido José Saramago había dicho que la derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva.
Creo que la conducta de nosotros, los argentinos a la hora de evaluar, no solo sobre el resultado de un campeonato mundial, sino acerca de todo lo que ocurre en nuestro país, pasa por ahí, por tener la intima esperanza y a la vez la firme convicción de que nada de lo ocurrido es definitivo. Ahora bien, ¿eso nos beneficia o nos perjudica? ¿Necesitamos de las derrotas para tomar carrera y avanzar? Quien sabe, tal vez sea así, lo cierto es que aquel domingo una multitud se acercó a alentar y apoyar a un grupo de deportistas que regresaban, según la opinión de muchos, con una derrota a cuestas aunque para tantos otros, y eso quedó perfectamente demostrado por las casi 20 mil personas presentes en Ezeiza, con la tristeza de no haberles podido regalar una alegría al pueblo argentino. Definitivamente los argentinos, somos esa clase de bichos raros, pero la razón es simple aunque, grata e inmodificablemente contradictoria. Somos argentinos y con eso, ya tenemos bastante.

Lic. Patricia Cadeiras.