¿Que clase de bichos raros somos los argentinos? Pero si hasta hace poco, no dábamos ni dos pesos por la selección argentina que partió hacia Sudáfrica es más, la mayoría de las personas con las que traté el tema, sin mucho conocimiento técnico por mi parte del deporte que es pasión de multitudes, llegábamos a la terrible conclusión de estar frente a un equipo argentino que retornaría a la semana siguiente de la inauguración, acompañado por la derrota y frustración del flamante director técnico Diego Armando Maradona.
Lamentablemente el seleccionado argentino de fútbol llegó, aquel domingo 4 con el dolor a cuestas por la penosa eliminación ante su par de Alemania (0-4), en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010, pero con la reconfortante muestra de apoyo de miles de hinchas que expresaron su gratitud por el esfuerzo realizado por los jugadores y el cuerpo técnico. El interrogante sería ¿como somos en realidad los argentinos? Pasamos del reproche al fanatismo, de la desaprobación al apoyo incondicional, del “no va a andar” al “no se puede ir”, del más enfatizado derrotismo al más evidente exitismo.
El recientemente fallecido José Saramago había dicho que la derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva.
Creo que la conducta de nosotros, los argentinos a la hora de evaluar, no solo sobre el resultado de un campeonato mundial, sino acerca de todo lo que ocurre en nuestro país, pasa por ahí, por tener la intima esperanza y a la vez la firme convicción de que nada de lo ocurrido es definitivo. Ahora bien, ¿eso nos beneficia o nos perjudica? ¿Necesitamos de las derrotas para tomar carrera y avanzar? Quien sabe, tal vez sea así, lo cierto es que aquel domingo una multitud se acercó a alentar y apoyar a un grupo de deportistas que regresaban, según la opinión de muchos, con una derrota a cuestas aunque para tantos otros, y eso quedó perfectamente demostrado por las casi 20 mil personas presentes en Ezeiza, con la tristeza de no haberles podido regalar una alegría al pueblo argentino. Definitivamente los argentinos, somos esa clase de bichos raros, pero la razón es simple aunque, grata e inmodificablemente contradictoria. Somos argentinos y con eso, ya tenemos bastante.
Lic. Patricia Cadeiras.
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